ENG- At age 34, Betty Uicab’s dream is to see her son again, to be able to hug him and kiss him. “I told him to come over here to finish his school here. I was gonna do anything for him to be and live here well,” she says, as her eyes fill with tears, “He said ‘No, Mom, I’m American, I can’t go there. It’s just not for me, mom.’”
After being deported twice, Betty can’t go back to America. Doing so, could risk a prison sentence under tough U.S. immigration laws. She grew up in California and Texas. But now she rebuilds her life in the little migrant town of Tunkas, where she was born.
She works at a cantina and sends money to her son who lives in Carrollton, a Dallas suburb. Her only connections to him are through phone calls or phone texts. She wishes she could see her son grow, instead of experiencing it through the photographs he sends her. Her big hope: A reunion through a U.S. visa that allows a Texas visit.
Read full story.
ESP- A la edad de 34, el sueño de Betty Uicab es volver a ver a su hijo adolescente, poder abrazarlo y besarlo. “Le dije que viniera a terminar su escuela acá. Yo iba a hacer lo que fuera para que él viviera bien aquí”, dice Betty mientras los ojos se le llenan de lágrimas. “Él me dijo, ‘no, mamá. Soy estadounidense. No puedo ir allá. Simplemente no es para mí’".
Después de haber sido deportada dos veces de Estados Unidos a México, Betty no puede regresar. Al hacerlo se arriesgaría a una sentencia en prisión por parte de las leyes inmigratorias de Estados Unidos. Betty nació en México pero creció en California y Texas, donde nació su hijo. Ahora, alejada de él por una frontera internacional, se ve obligada a rehacer su vida en el pequeño pueblo migrante de Tunkás, su pueblo natal.
Betty trabaja en una cantina y le manda dinero a su hijo, quien vive en Carrollton, uno de los suburbios de Dallas, Texas. Las únicas conexiones que tienen son llamadas telefónicas o mensajes de texto. Betty quisiera poder ver en persona cómo su hijo crece, no solamente a través de fotografías que él le manda. Betty finalmente ha aceptado que su hogar es México, mientras que su hijo está en Estados Unidos. Pero su corazón no está ni aquí, ni allá.
Leer la historia.